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Mort de Daniel
"Pato" Zamora - |
- 29 de noviembre del 2007 (Blog de ANDRÉS CALAMARO) -
Querido PATO, tus compañeros, tus amigos, y todos los que supimos reirnos contigo, te recordaremos SIEMPRE ... Despidamos al "Pato" Zamora que decidió abandonar este mundo que le dio glorias y desdichas ... Daniel fue un compañero lleno de musica y de saber, dueño de un gran sentido del humor y de una fluidez armónica, y musical, notables ... Compartimos muchos kilómetros, viajes, intimidades, vhs, momentos escuchando Prince y Sinatra ... y hoy toca despedir a otro compañero que nos falta ! Músico culto y lector, camarada y hermano de carreteras, te fuiste dejándonos el recuerdo de tu ironía, que hoy es cruel ... Nos quedamos con la boca abierta, y la mirada húmeda, recordando tantas cosas que compartimos ... Desde Buenos Aires, que también fue tuya, te hago mi íntimo (y público) homenaje que comparto con aquellos que lean estas líneas ... Ayer, en su pueblo natal de Gerona (Palafrugell, aunque nunca supe escribirlo
bien) espérame en el cielo
"DZ recitaba León Felipe de memoria, hacía chistes con culos, recopilaba cine clásico y porno duro, adoraba a Prince, podía tocar muchas canciones de Frank Sinatra en guitarra, era hincha empedernido del Barcelona (culé), y todo con una picardía importante que intentó sostener, contra todos los males de este mundo, hasta que decidio terminar con una existencia que se le complicó bastante en los ultimos años ... Hoy miraba los tejados de Buenos Aires y recordaba lo bien que pasaba su tiempo, el Pato, en esta ciudad... Bajista extraordinario, grabó con Rodriguez SIN-DOC , PALABRAS MÁS y el último, y vendedor, recopilatorio con inéditas en vivo y en estudio ... Conversador genial, filosofante y patafisico .... siempre recordaba entre sus influencias vitales a Cortázar, Les Luthiers y Salvador Dalí ..." los que lo conocimos, y vivimos cosas con él, los que apreciamos
su talento y su sentido del humor, su nobleza ...
Font: Revista Efe Eme EL PATO RECORDADO Texto: ANDRÉS CALAMARO.
Daniel "El Pato" Zamora, oriundo de Palafrugell, consideraba entre sus influencias vitales a Julio Cortazar, Les Luthiers y a los pilares de la cultura catalana: Salvador Dalí, el arquitecto Gaudí y Michael Laudrup (literalmente)... Incluso se sonreía satisfecho si yo me acordaba de enumerarlos en los conciertos. Pero Daniel era lector patafísico, presumía de coleccionar momentos bizarros que grababa de la TV, y compartía con sus compañeros. Los dos éramos los encargados de amenizar los kilómetros recorridos con VHS jugosos, que incluían pornocracia, la histórica mesa redonda de los Fernandos, cine clásico y música de la buena. Todos aquellos que siguieron a Dani a través de su página virtual recordarán siempre el picante sentido del humor del Pato, así como su ternura para recordar a sus amigos y a los buenísimos momentos que compartimos en Rodríguez... Músico de talentos varios, completísimo en la guitarra de nylon y virtuoso en el bajo, se puso el uniforme de rockista para tocar rock y, sobra decir que, fue el bajo en nuestras principales giras y grabaciones. En las maneras de vivir, en los rockanrolles de la música y la vida, encontró la pasión, encontró el amor, y también le tocaron cartas (naipes) mal dadas, malos tragos que siempre escondía detrás de un sentido del humor agudo y subversivo. Voy a recordar a Daniel cada vez que escuche a Frank Sinatra, siempre voy a recordar sus preferidas: "Second time around", "Cycles", "Call me"... También guardo una seleccion de contenidos visuales varios que me regaló para un cumpleaños en forma de "delux VHS box". Trágicamente se enfrentó a los riesgos de amar y algunas de sus heridas nunca se cerraron... No siempre hay premio para los talentosos, no siempre hay trabajo... Y Daniel, hace apenas días... horas... rompió el laberinto anímico y eligió no pertecer más a este mundo. Ya lo extrañamos, lo echamos de menos, a Daniel. Un camarada para cantar y para reír. Nunca pudo sobreponerse a las pérdidas, a las ausencias y a las malas noticias. Hoy quiero abrazarme con los que quedamos, para recordarlo y brindar, en la distancia, por los tiempos mejores, por los buenos viejos tiempos... Y quizás nos ayude a entenderlo la siguiente frase del rumano Cioran: "Cada vez que el tiempo me martiriza, me digo que uno de los dos va a estallar, que no es posible continuar indefinidamente en ese cruel enfrentamiento". O esta otra, que Daniel habría aceptado también: "Es real todo lo que procede de la emoción o del cinismo. Lo demás es 'talento'". Recordemos a Daniel Zamora con una lágrima y una sonrisa, ¡¡que se lo merece!!
TAN SOLOS Texto: ARIEL ROT.
Dani Zamora, el Pato, my friend, ya no tenía problemas de salud. Se había recuperado heroicamente de un cáncer y se sentía orgulloso de su fortaleza física (y sexual) y de haberle ganado la batalla a ese enemigo que se había instalado sin permiso en su cuerpo. El problema de Zamora era otro, exceso de conciencia y lucidez, sensibilidad extrema, incapacidad para el engaño y sobre todo para el autoengaño. Zamora veía el mundo tal cual es, sin anestesia ni cristales deformantes (en quince años nunca lo vi drogarse ni medicarse), un lugar de mierda habitado por zafios, payasos y cretinos; y la vida, un viaje en el que en el mejor de los casos podías morir de una manera rápida y poco dolorosa. Su visión certera y ácida de la realidad asustaba, la visión de uno mismo bajo la mirada de Zamora asustaba, por eso no tenía muchos amigos ni compañeros de viaje. A veces no era cómodo estar con Zamora pero seguramente mucho mas incomodo era ser Zamora. En los últimos años mantuve una relación intensa con Dani, disfrutaba de sus mails psicotrópicos, sus maravillosas creaciones, libros, cómix, viñetas, canciones, agudos comentarios o simples conversaciones telefónicas. A veces cuando venía a Madrid se quedaba en casa hasta muy tarde, incluso a dormir. Cargaba con su guitarra con cuerdas de nylon (odiaba las de metal) y tocaba de una manera única versiones de Sinatra orquestadas en seis cuerdas por él. Me quedaba embobado escuchándolo y me hacía sentir un niño de pecho al lado de su complejidad armónica y altísimo nivel musical. Zamora muchas veces se iba, desaparecía, tocaba fondo y volvía con fuerzas para tirar un poco más. Esta vez no, esta vez no va a volver y para mí desde hace cuatro días el mundo es un lugar más frío, más absurdo, más cabrón y sobre todo más solitario. Te voy a extrañar mucho, amigo, de verdad, ya sabes que a ti no
puedo mentirte.
NOS VEMOS, PATO Texto: GERMÁN VILELLA.
Querido compañero, hasta pronto. El tiempo pasa rápido y antes de darnos cuenta haremos con Guille ese trío que nos propusiste hacer hace un par de años. En el Mas allá no habrán mánagers ni discográficos/editores ni ninguno de los otros muros contra los que se estrelló tu Talento. Seguro que ya estáis componiendo y, a lo mejor, ya tenéis cantante... Uno de vuestra edad... 42... Elvis Presley. La Tierra, la Humanidad no os merece. Respeto mucho tu decisión. Se dice que lo peor es para el que se queda y no para el que se va. Lo creo. Sin embargo, yo soy una persona mucho más rica de lo que sería sin haberte conocido, ya que en mi memoria hay un espacio muy grande que tú llenas con tu sabiduría y tu manera crítica de ver las cosas. Usando un argentinismo, como a ti siempre te ha gustado hacer, te digo, "Qué bueno que viniste!". Nos vemos, Pato. Ahora sí que vuelas alto.
Texto: Juan Puchades. Das una vuelta por Internet para leer sobre la muerte de Daniel Zamora y, entre una buena colección de lugares comunes y desinformación variada, hay quienes lo definen como el bajista "del mítico grupo Los Rodríguez". Me quedo con esa frase. Totalmente cierta. Aunque los principales integrantes del grupo, intuyo, no se dieron cuenta de la verdadera dimensión de la banda que habían liderado hasta que era demasiado tarde. Hasta que ésta ya no existía. Pero Dani Zamora, me temo, siempre lo supo. Quizás porque miraba desde un lado, desde el margen exterior de la foto. Así tuvo la perspectiva de ver lo que otros no vieron: Que aquello era algo grande (quizás por ello siempre viajaba con una cámara de fotos, como queriendo dejar testimonio de lo que estaba vedado a ojos ajenos, no a los suyos). Algo demasiado grande para ser entendido en un país tan cainita para el rock and roll como España. Demasiado bueno para apreciarlo en tiempo real. Tal vez por todo ello, Dani fue quien peor llevo el fin: Si has tocado junto a sus majestades Ariel Rot y Andrés Calamaro en compañía de dos portentosos e ilustres guardias de asalto como Julián Infante y Germán Vilella, al servicio de la mejor colección de canciones que dio el rock en castellano de los años 90, tu bajo no se lo puedes prestar a cualquiera. Y con razón. Pero la razón suele estar reñida con la realidad. Y cuando Dani tropezó con la realidad quiso refugiarse en la razón. Aparcó el bajo y trató de cambiar de oficio, escribió un par de libros echando mano de su talento para el humor, recuperó su colección de fotos para otro en el que recordó la historia de la mayor aventura musical en la que se vio envuelto e, incluso, durante un tiempo acarició la idea de completar ese volumen con una historia de Los Rodríguez contada de primera mano. Pero los tropezones se sucedieron: Un cáncer en mala hora, el retiro obligatorio, la dificultad para reengancharse con las cuatro cuerdas de manera profesional lejos del epicentro musical, desencuentros personales... Hasta que el 29 de noviembre Dani debió hartarse de todo y acabó con su vida. Es una salida cuando las cosas se ponen demasiado cuesta arriba. Ahora es fácil decir que el Pato Zamora era un enorme bajista, con la pulsación exacta que necesitaban esos Rodríguez que adoraban el rock tanto como amaban la música popular y la fusión de ritmos. Pero es que es cierto y, afortunadamente, él pudo saberse reconocido en vida por sus compañeros de grupo, por los fans y por la prensa. Suyo era el puesto, para siempre, de "quinto Rodríguez". El bajista que no salía en las fotos y que se vengó fotografiando a los protagonistas principales hasta en el baño (tal cual). Todo es cierto. Dani fue el bajista que, desde Sin documentos (aunque ya había estado en directo ocupando esa posición que nunca se terminaba de cubrir), siempre siguió con paso firme las ideas que manejaban Calamaro y Rot, fue versátil y apoyó un sonido nacido para ser grande. Para hacer historia, para cambiarla, para abrir un nuevo capítulo de ella. Y él supo estar ahí, con su cara de bajista concentrado sobre las tablas, y de niño malo al bajar del escenario. Después de una muerte, quedan los recuerdos. En el caso de Dani, también quedan los discos, los textos y las fotos. Ahora mismo, de fondo, en el lector de CDs suena Sin documentos. Julián Infante y Dani Zamora siguen vivos.
Fallece Daniel Zamora, el quinto Rodríguez Dani, un hombre pegado al sentido del humor, era un bajista de clase, educado escuchando las grabaciones clásicas de Frank Sinatra (era su dieta musical esencial) y forma parte de la historia grande del rock en español por haber sido "el quinto Rodríguez", el bajista que mantenía la columna vertebral rítmica de Los Rodríguez. Lo conocí hace unos años, en Madrid, trabajando en un reportaje fotográfico de Los Rodríguez, años después tuvimos la oportunidad de colaborar codo con codo en la realización del libro Los Rodríguez desde la cocina. Recuerdo una larga reunión en un piso de unos amigos suyos, en la zona de Atocha, en Madrid. Dani se alojaba allí temporalmente pues ya estaba pensando en regresar a Palafrugell. Aquel día vimos decenas de fotos de Los Rodríguez de las que guardaba en su archivo personal. Hicimos una selección previa y unos días después volvimos a encontrarnos, ahora en un hotel, para la selección definitiva. Nos reímos mucho aquellos días y en las conversaciones telefónicas para terminar de ajustar el libro. Más tarde nos encontramos en Valencia, él ya estaba viviendo en Palafrugell y el cáncer le había atacado sin compasión –tiempo después, logró superarlo–. Aquella tarde, en la FNAC, presentamos el libro en una especie de show tan disparatado como improvisado. Al final, algunos fans nos preguntaron si lo llevábamos preparado. No. ¿Ya dije que Dani tenía mucho humor? En los últimos tiempos nos comunicábamos por teléfono. La última vez a mediados del pasado verano: Aunque las cosas no le iban bien, Dani estaba cargado de proyectos, tenía canciones escritas por él y pensaba regresar a Madrid. Perdonen los lectores estas líneas apresuradas, impropias de un obituario, pero son las que vienen a la cabeza en estos momentos. Hasta siempre, Dani. Seguro que tu sentido del humor sabría sacarle punta a todo esto. JUAN PUCHADES.
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